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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró novel Chapter 140

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Capitulo 140

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Capítulo 140

Alfredo siguió atento su mirada y, al voltearse se encontró naturalmente con la sombría mitada de César.

Entre hombres existe una especie de comprensión mutuaque no necesita palabras, aunque esta comprensión en especial no provenga con agrado.

Alfredo sonrió de manera significativa.

Señor Herrera, ¿no está en el pabellón acompañando a su novia?

César se detuvo justo frente a él, indiferente.

-Entonces, señor Suárez, ¿cuánto cree que sabe sobre ?

-Tal vez, ¿un cincuenta por ciento? -Alfredo se le acercó un paso-. Al menos un poco más de lo que usted

cree.

-El proyecto de investigación clínica sobre el sueño médico es suyo, ¿cierto?

La sonrisa de Alfredo se desapareció casi al instante.

-Sí, ¿y qué?

-Nada —César pasó junto a él, con una expresión intrigante—. Me pregunto cuánto de este interéssuyo hacia ella está mezclado con intención de aprovechamiento. 1

La mirada de Alfredo se tornó afilada ante esa situación. César se detuvo frente a Celia y le preguntó:

-¿Ya te dieron de alta?

-¿Qué te importa? -refutó ella.

Justo cuando Celia intentó dirigirse hacia Alfredo, él la agarró con brusquedad de la muñeca. Cuando intentó liberarse, él la rodeó con toda su fuerza, inmovilizándola contra su pecho.

-Señor Suárez, ¿ha visto la relación entre ella y yo?

Ella se resistió con violencia.

—¡César Herrera! —le advirtió a gritos.

César, conteniendo su temperamento, la fulminó con la mirada.

-Soy tu esposo. ¿Vas a ponerte del lado de otro hombre?

EsposoCelia quedó paralizada al escuchar la palabra¿Él admitió su relación en presencia de otra persona? Qué ridículo

Alfredo no mostró sorpresa. Su mirada pasó por Celia y sonrió complacido.

—Pero, desde mi punto de vista, me parece que la está obligando.

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Ella se casó conmigo aceptando cualquier tipo de condición.

De pronto, César soltó su muñeca y le sujetó la barbilla, con la yema de su pulgar rozando con ternura el lunar en el borde del ojo derecho de Celia.

-¿Y eso cuenta como obligar?

Celia apartó su mano y enfrentó su mirada sin pronunciar palabra alguna. En los ojos profundos de César, ella podía ver incluso una sonrisa llena de ternura, pero sabía muy bien que era una falsa. ¡Era solo una actuación intencional frente a Alfredo!

-Es cierto, me casé con usted por mi voluntad. -Celia levanto la barbilla y sonrió con ironía-. Pude tomar la decisión de casarme, ahora también tengo la libertad de divorciarme, ¿no es así?

El abogado ya había enviado el acuerdo de divorcio a su oficina. Él ya lo habría visto.

La sonrisa en los ojos de César desapareció por completo. Clavó la mirada en ella, como si estuviera evaluando la veracidad en cada una de sus palabras.

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