Capitulo 201
Capítulo 201
+25 BONUS
Porque ella era demasiado hermosa… Todo el pueblo conocía al hijo soltero y discapacitado de esa familia… Aunque su condición económica era buena, nadie en su sano juicio querría casar a su hija con un hombre mayor y con discapacidad mental.
No obstante, ellos habían conseguido a una joven tan linda, lo que despertaba sospechas… ¿Sería una pobre joven secuestrada? Después de todo, ya no era la primera vez que ocurría algo así.
Ada notó esas miradas y comentarios. Les presentó a Celia sonriendo.
-Ella es mi sobrina, Celia. Es la hija de Fabio.
-¿La hija de Fabio? -Un anciano la examinó y luego miró a Mara con una expresión significativa –. Mara, no sabía que eres tan cruel.
Ella suspiró con desdén.
-Cuando una mujer llega a su edad, debe casarse. ¿Por qué dices que soy cruel?
El anciano suspiró, sin saber en qué podría ayudar a Celia.
-¡Mi esposa! ¡Mi cariño!
En ese momento, un hombre vestido de traje nupcial fue ayudado a acercarse. Parecía tener más de cuarenta años. Desde pequeño había sufrido de poliomielitis, lo que le dejó media cara paralizada, le dificultaba hablar y su capacidad mental era similar a la de un niño de ocho años.
Ada se acercó a él y le dijo, con cariño:
-Marco, ella será tu esposa. ¡Debes tratarla muy bien!
-¡Claro! ¡Sabré cómo tratar muy bien a mi esposa!
El hombre sonrió con torpeza, con baba escapándole por la boca. Se llamaba Marco González. Al mirarla, incluso mostró una expresión tímida.
-Qué hermosa eres…
Celia permaneció indiferente e impasible durante todo el tiempo. Ignoró por completo los comentarios de los demás. De hecho, sus pensamientos estaban lejos de ese banquete.
Finalmente, encontró una oportunidad. Justo cuando alguien ayudaba a Marco a acercarse a ella, lo empujó. Él cayó al suelo y comenzó a llorar. Sus padres corrieron a ayudarlo.
Mara la regañó, señalándola.
—¡Maldita sea! ¿¡Estás loca!?
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Capitulo 201
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Mientras todos se concentraban en el llanto, Celia abrió el paso empujando a varias personas frente a ella y corrió hacia la puerta. Tomada por sorpresa, nadie reaccionó. Cuando volvieron en sí, escucharon los gritos de Ada:
-¡Se escapó! ¡Atrápenla!
Celia corrió a toda velocidad, mientras se quitaba uno tras otro los zapatos de tacón, levantándose el vestido para correr por un camino angosto. Miró hacia atrás y, para su sorpresa, la perseguían en
motos.
Mientras corría, gritaba pidiendo ayuda. Cuando llegó jadeando a la entrada del pueblo, antes de que pudiera detener un taxi, fue rodeada por motocicletas…
Al bajarse, Ada se acercó a ella. Quizás porque se sentía humillada y demasiado enfadada, le dio una cachetada llena de furia. Agotada y débil, ella cayó al suelo, con zumbidos en los oídos. 1
—¿¡Te atreviste a huir!? Escucha, ¡hoy te casarás, aunque no quieras!
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