Capitulo 209
Celia guardó silencio durante mucho tiempo, recordando los comentarios previos de Alfredo sobre el conflicto entre sus mayores y la familia Herrera.
-Entonces, ¿A se refiere a alguien de la familia Herrera?-le preguntó, mirándolo fijamente.
Si–admitió Alfredo. Bera mi tio abuelo y su hermanita era mi abuela, y mi mamá era esa niña.
Celia quedó atónita. La madre de Alfredo… era descendiente de los Herrera… Si los Herrera la hubieran reconocido como un miembro, ella sería la hija mayor legítima de la familia.
-Pero… ¿por qué me estás contando todo esto?
— Al principio quería usarte. —Él tomó su mano–. Pero, me arrepentí. Cuando me di cuenta de que tú y tu mamá confiaban tanto en mi, me arrepenti. Desde entonces, ya no quería seguir engañándolas.
-Pero aun así lo hiciste.
Alfredo se quedó sin palabras, sintiendo cómo el calor entre sus manos se retiraba: Celia recuperó su mano.
-La verdad te estoy agradecida. Ayudaste mucho a mi mamá y a mí, aunque tenías tu interés detrás de esa ayuda. Durante este tiempo, te he causado muchas molestias. Lo siento mucho por eso y eso no volverá a suceder.
Dicho esto, se levantó y abandonó el restaurante.
—¡Celia! —Él salió corriendo tras ella, pero al llegar al pasillo recibió una llamada. Pensó en ignorarla, pero tras escuchar lo que decían del otro lado, abandonó la persecución.
Para entonces, Celia ya había entrado en el ascensor.
***
Alfredo fue a ver a Sira. Apenas cruzó la puerta de la habitación del hotel, Sira se abalanzó sobre él con entusiasmo, abrazándolo.
-¡Esa maldita vieja de los Herrera me suspendió! ¿Tienes alguna manera de deshacerte de ella? –dijo, con voz melosa.
Cuando sus labios estaban a punto de encontrarse con los de él, la apartó bruscamente. Ella, desprevenida, chocó contra la pared. Al volver en sí, se volvió hacia él, gritándole:
-i¿Estás loco?!
Antes de que pudiera refutarle, la agarró del cuello y la aplastó contra la pared, fulminándola con una mirada feroz.
-Me prometiste que no actuarías a mis espaldas. ¿¡Cómo pudiste matar a la madre de Celia!?
Sira forcejeó por el aire.
-¡Suéltame! Déjame explicártelo…
Alfredo la aventó contra el suelo. El brazo de Celia se golpeó contra un mueble y el dolor le dejó pálida. Pero podía ver que él estaba furioso, así que tenía que calmar la situación primero.
¡Yo no quería matarla! ¡Pero ella descubrió el secreto entre nosotros! ¡Ella me amenazó con eso!
Alfredo dudó. Sira se levantó del suelo y se aferró a él con una actitud dócil.
Somos socios, ¿no? Me dijiste que nadie más debía enterarse de nuestro acuerdo, incluso si era Celia, ¿no es así?
Los puños apretados de Alfredo se relajaron un poco. Sonrió con frialdad.
Capitulo 209
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