Marta nunca imaginó que César recuperara la memoria sobre el secuestro. Se sentó a su lado y empezó a relatarle la historia.
–César, ese año tenías solo ocho años. Es normal que ya no lo recuerdes. Además, esos recuerdos no te traerán alegría.
César cerró los ojos, con una profunda fatiga. Guardó silencio. En ese momento, el médico salió de la sala de emergencias.
-¿Quién es el familiar de Sira Núñez?
César de inmediato abrió los ojos y se puso de pie.
Yo soy.
-¿Y su relación?
Antes de que César pudiera responder, Marta intervino.
-Son primos lejanos. Sus padres no están en la ciudad. Yo soy la madre de él.
Solo entonces el médico les explicó:
-La paciente está fuera de peligro. Debido a la pérdida de sangre, necesitará descansar unos días.
Una vez que el médico se fue, Marta miró a César.
—¿Por qué insistes en preocuparte por Sira? No olvides que tienes una esposa — le advirtió.
Él guardó silencio por un momento antes de responder:
-Ella me entenderá.
Marta puso los ojos en blanco.
-Escucha, César, ninguna mujer entiende que su esposo trate bien a otra mujer. Si lo hace, es porque ya no estás en su corazón.
Después de que Marta se fue, César apretó los puños. Nunca se había preguntado si él mismo estaría en el corazón de Celia. Solo sabía que, desde que se casó con él, ella ya le pertenecía. (1)
Pero si su corazón alberga a otro hombre… Un destello siniestro cruzó por sus ojos: él nunca permitiría que eso pasara.
***
Por la tarde, Celía recibió un mensaje de César diciendo que llegaría tarde y que no lo esperara para cenar. Si él regresaba o no ya no le importaba en lo más mínimo.
De paso, bloqueó tanto el número como la cuenta de WhatsApp de César. Ya tenía todas sus pertenencias empacadas. Había usado tres maletas en total. Dejaría atrás todas las cosas que no le pertenecían.
Dejó otra copia del acuerdo de divorcio ya firmado dentro de una caja, junto con su celular laboral, en un lugar prominente de la
sala.
Después de completar todo, salió y eliminó su huella dactilar de la cerradura inteligente. Parecía que había eliminado todo rastro de su vida allí. Luego, bajó las escaleras y llamó a Jacob. Poco después, él llegó en auto para recogerla.
-¿Solo tiene tres maletas? ¿Nada más? -Jacob se sorprendió.
Nada más. Vámonos.
Él bajó del auto para guardar las maletas en el maletero. Celia le dio las gracias y se subió al asiento del copiloto.
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Capitulo 218
Jacob la llevó a un hotel cerca del aeropuerto y la ayudó con el equipaje.
+25 BONUS
El jefe me pidió que le diga que mañana a las nueve en punto llevará a su hermano al aeropuerto. Usarán un pasillo especial y podrán abordar directamente le explicó a Celia con paciencia.
Por favor, agradécele de mi parte. Recordaré siempre este favor.
-No hay de qué, señorita.
Una vez que Jacob se fue, Celia entró al hotel con su equipaje. ¡Ya comenzaba a anticipar su nueva vida!
Mientras tanto, en la clínica, Sira despertó. Al ver a César sentado en la silla junto a su cama, mostró sigilosamente una leve sonrisa de triunfo. ¡Había ganado la apuesta!
-César… lo llamó con voz débil.
Al verla despierta, él sintió alivio.
-Qué bien. Has despertado.
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