Capítulo 227
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Celia parpadeó aturdida, luego volvió en sí. En su primer día de trabajo, ¿ya enfrentaba este tipo de problemas? Tomó aire antes de hablar.
-No sabía que esta oficina la pagó usted. Además, si quiere que me vaya, por favor, asígneme otra
oficina.
El hombre se sentó, impasible.
-Ese es su problema.
Celia se rio de impotencia, también se sentó.
-Es mi primer día. No conozco las reglas de esta clínica. No sé a dónde ir, ¡y ahora solo puedo quedarme aquí! · -No cedió.
Él alzó la mirada, estudiándola con interés. Tras un momento, cerró la carpeta y le preguntó:
-¿Cómo se llama?
-Celia Sánchez.
Él hizo una pausa breve, desvió la mirada y tomó su celular para hacer una llamada. Poco después, un hombre con bata de médico entró sonriendo. Al ver a Celia, sus ojos mostraron admiración.
-¡Madre mía! Hombre, ¿has escondido a una linda en tu oficina?
Sin esperar una reacción, se acercó a Celia y le dio la mano con entusiasmo.
-Hola, bonita. Soy su asistente y también médico supervisor, Dylan Romero.
Ella le respondió con una sonrisa cortés:
-Celia Sánchez, encantada.
-Celia… ¡Qué nombre tan bonito!
El hombre detrás del escritorio puso cara seria con un poco de impaciencia.
-Dylan, te llamé para resolver su problema.
-Es solo un problema muy pequeño -se quejó Dylan y luego se volvió hacia Celia-. ¿Por qué no vienes a mi oficina? Si no te molesta compartir el espacio con otro colega y conmigo, mi oficina está justo al lado.
Está bien. Eso no me importa —dijo Celia, tomando de inmediato su bolso para irse.
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Capitulo 227
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Dylan pareció impresionado por su adaptabilidad. Antes de salir, le echó un vistazo reprobatorio al hombre en el sillón.
-¡No sabes apreciar la belleza!
Este último observó cómo se iban, guardó silencio por un rato y luego tomó un spray desinfectante y
roció el área…
***
Mientras tanto, Celia siguió a Dylan a la oficina de al lado. La otra doctora con la que compartía el espacio, de unos cuarenta años, era una señora amable llamada Aurora Martínez, jefa del departamento de neurocirugía vascular. Dylan la llamaba “Auro“.
Tras revisar el currículum de Celia, Aurora quedó impresionada.
-Una cirujana tan joven es definitivamente un tesoro -la elogió con sinceridad.
-Muchas gracias por sus elogios, directora Martínez.
-Tú también eres directora de departamento. No me llames así. Llámame Aurora, como hace Dylan.
Celia asintió con una sonrisa.
-¿Dylan me dijo que habías estado en la oficina de al lado? -comentó Aurora sonriendo mientras
trabajaba.
-Bueno… parece que no le agradan los extraños.
-Se llama Nicolás Gómez. Es experto en neurocirugía vascular, el más joven. Y no solo no le agradan los extraños, tampoco le gustaban las personas conocidas. Es severamente maníaco con la limpieza. Le cuesta aceptar compartir espacio.
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The readers' comments on the novel: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró