Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró novel Chapter 343

Capitulo 343

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Capítulo 343

Celia lo observó mientras se acercaba, hasta que con su altura le bloqueó la luz frente a sus ojos.

-¿De verdad quieres divorciarte de mí?

No era la primera vez que él lo preguntaba. Pero esta vez, su tono era marcadamente diferente. Celia quedó aturdida por unos segundos, recordando el leve movimiento de las cortinas detrás del biombo.

-¿Estabas en la sala?

-Sí. -Sus ojos se oscurecieron un poco más—. Lo escuché todo.

-César, en realidad, deberíamos haber terminado todo esto hace tiempo. —Suspiró.

-¿Por qué?

Mientras le preguntaba, dio un paso hacia ella.

-¿Es porque aún acojo a Óscar? Sé que te molesta, por eso lo registré como el hijo adoptivo de Marina…

-César, ¿crees que es por Óscar? -Celia alzó la mirada para enfrentarlo-. No voy a culpar a un niño. Él nunca ha sido la clave del problema entre tú y yo. Incluso si él no existiera, tú habrías elegido ignorarme y ponerme en dificultades por Sira, ¿no es así?

César sintió un nudo en el pecho, y sus ojos se enrojecieron.

-¿No puedes… simplemente darme otra oportunidad?

-No, César, te di seis años. ¿No fueron suficientes? -Celia alzó la cabeza para contener las lágrimas―. Me preguntaste por qué me casé contigo, ¿cierto? ¿Quieres saber la respuesta? ¡Celiana me suplantó! ¡Yo te salvé! ¡ Fui yo quien estuvo secuestrada contigo durante ocho días enteros!

César se tensó de golpe, mientras Celia lo miraba fijamente.

-Las cicatrices en tu espalda… fueron hechas cuando nos escondimos entre las zarzas. Tú me protegiste y fuiste herido. Ni siquiera lo sabías, ¿cierto?

César vaciló. Sabía que tenía cicatrices en la espalda, pero no eran muy graves, pero nunca supo cómo se las había hecho. Tragó saliva antes de preguntarle con amargura:

-¿Por qué no me lo dijiste…?

-Con la actitud que tenías hacia mí en ese entonces, incluso si te lo hubiera dicho, ¿me habrías creído? -Celia sonrió también con amargura, Solo que no esperaba que lo hubieras olvidado por completo.

–Mamá me dijo que tuve una fiebre muy alta. Por lo tanto, olvidé todo lo del secuestro… Celia, de verdad no lo sabía… -Intentó explicarse.

Ella contuvo las lágrimas con dificultad y soltó una risa breve.

-Ya no importa, César. Total, vamos a divorciarnos. Si no lo recuerdas, pues déjalo irse de tu memoria. Tampoco son buenos recuerdos.

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-¡Celia!

César la atrajo suavemente hacia su pecho, pero ella parecía tan frágil como porcelana que podría quebrarse en cualquier momento, lo que lo llenó de una desesperación impotente. Sintió un dolor agudo en el corazón… Después de un momento, la abrazó con más fuerza.

-Acepto el divorcio.

Celia quedó paralizada en sus brazos.

-¿Tú… qué dijiste?

-Dije que acepto divorciarme.

César enterró su cara en su hombro y cuello, sin querer mostrarle su lado más vulnerable.

-Vamos a realizar el trámite.

Celia olvidó cuál fue su respuesta. Cuando volvió en sí, ya estaba en su auto. Volteó a mirar al hombre que conducía con concentración, incrédula.

-¿De verdad… aceptaste el divorcio?

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