Capitulo 352
Capítulo 352
Al oír esto, David se quedó aturdido por unos segundos, sumido en sus pensamientos.
+25 BONUS
Celia terminó de cenar con Enzo y Ben. Entonces, recordó algo y les preguntó:
-¿Y cómo está mam… madrina?
Enzo no esperó esa pregunta. Ben, a su lado, respondió:
-Son sus viejos problemas. A veces se desmaya cuando se altera demasiado. Su salud está bien en general. Estará muy feliz si te ve.
-Exacto. Ven con nosotros a verla. -Agregó el señor.
Ella no los rechazó. De vuelta en la villa, Celiana, al oír el alboroto, bajó las escaleras. Como siempre, intentó complacerlos con dulzura fingida.
-¡Papá! ¡Ben!
No obstante, al ver esa figura esbelta aparecer desde detrás de Ben, ella palideció.
-Tú… ¿tú…?
Todas las miradas se posaron en su cara llena de sorpresa y horror. Celia parpadeó, confundida.
-¿Yo qué?
-Pues… es que… dicen que tuviste un accidente… pero parece que estás todo bien… -tartamudeó, sin notar la mirada de Ben, en ese momento.
Celia sonrió con indiferencia.
-O, ¿esperas que me pase algo?
Ella se atragantó por esas palabras, desviando la mirada sintiéndose un poco culpable.
-No es así…
-Celiana, hay algo que debo decirte -habló Enzo.
La voz sería de él hizo que su corazón se encogiera. Ella ya adivinaba lo que iba a decir. De repente, se abalanzó hacia adelante y cayó de rodillas a los pies de Enzo. Este se dio un sobresalto y arrugó el entrecejo confundido.
-Pero, ¿qué haces…?
-Enzo, la verdad… ya me di cuenta de que no soy su hija. Después de todo, mis padres adoptivos nunca me trataron bien, solo me golpeaban y regañaban, siempre se quejaban de que yo era una hija, que era solo una carga para ellos. Yo creía que era su hija biológica y estaba tan feliz…
Entre sollozos, continuó.
1/2
Capitulo 352
+25 BONUS
-Descubrí que no me parezco a ninguno de ustedes… Ese día… escuché su conversación con Ben, y supe que no lo era. Lo siento mucho por haber ocupado el lugar de su hija todo este tiempo. Pero, señor, si me devuelven ahora, ¡mis padres me obligarán a casarme con un hombre mayor por la dote! Solo tengo veinte años y ¡no quiero casarme tan temprano!
Celiana lloró desconsoladamente y se mostraba muy desanimada arrodillada en el suelo.
-Por favor, ¡déjenme quedarme aquí un tiempo más! ¡No me echen! En cuanto encuentre trabajo y pueda mantenerme, ¡me iré! ¡No me aferraré a ustedes!
Enzo miró a Celia. Al pensar que su hija biológica también podría haber sufrido humillaciones similares durante todos estos años, su corazón se ablandó. Se apresuró a ayudarla a levantarse.
-Basta ya, levántate —le dijo.
Celiana se secó las lágrimas, luciendo desamparada.
 Verify captcha to read the content
Verify captcha to read the content
Comments
The readers' comments on the novel: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró