Capítulo 36
Capítulo 36
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En los siguientes dos días, cada vez que Celia aparecía asignada como cirujana principal, alguien más la reemplazaba. Felipe incluso tomó la decisión unilateral de transferirla al Servicio de Emergencias.
Con la notificación de traslado en mano, Celia fue a la oficina de Felipe y tocó a la puerta. Al recibir la respuesta, ella entró sin dudarlo dos veces. (1)
-Doctor Fernández, ¿con qué derecho me transfiere de puesto sin consultar mi opinión? Por lo que sé, no soy su subordinada directa -ella enojada fue directa al grano.
Felipe dejó de lado su trabajo y la miró con desprecio.
-Emergencias necesita refuerzos y tú has tenido bastante tiempo libre últimamente. ¿Con qué derecho protestas?
—¿Tiempo libre? —Celia rio por esas palabras ridículas-—. En los últimos tres días debí asistir a seis cirugías, ¡y me han sustituido en todas! Nuestro departamento tiene escasez de personal. Con estos cambios arbitrarios, ¿ cómo pretenden que los demás médicos mantengan horarios normales para descansar?
-¡Eso no debe preocuparte! —le gritó Felipe dando un fuerte golpe en la mesa-. Los directivos están al tanto de todos los cambios. Si tienes quejas al respecto, ve con ellos y déjame trabajar.
Celia abrió la boca para replicar cuando de pronto una enfermera entró precipitadamente.
—¡Mala noticia, doctor Fernández! ¡El doctor Martínez se desmayó durante la operación y ahora el paciente está en peligro!
-¿Qué diablos…? -Felipe se puso de pie con brusquedad, palideciendo ante la emergencia. De inmediato reaccionó. ¿Dónde están los otros cirujanos?
—El Departamento de Cirugía tiene escasez de personal. Todos los otros cirujanos están ocupados en otras cirugías. Ahora no hay nadie disponible.
Celia le lanzó a Felipe una mirada, burlándose de él.
-Señor Fernández, esto es consecuencia directa de sus malas decisiones. Prepárese para explicárselo al director.
Sin esperar respuesta alguna, salió enfadada de la oficina, se cambió a toda prisa y corrió al quirófano, Por fortuna, la situación del paciente no era tan grave. Una hora y media después, logró estabilizarlo.
Al terminar, fue a la sala de descanso para visitar a Leo, quien seguía inconsciente por el agotamiento. Varias enfermeras le estaban usando dextrosa intravenosa.
Al ver a Celía, su asistente la interrogó, furioso.
-Doctora Sánchez, esta era su cirugía. ¿Por qué obligó a mi maestro a cubrirla? ¡El lleva 48 horas trabajando sin descansar! ¿Quería matarlo?
Celia parpadeó, sorprendida, y bajó un poco la mirada antes de responder con calma.
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Capítulo 36
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-No fue mi decisión.
-¡Pero en todo el departamento, solo usted tiene la autoridad para organizar sus propios horarios!
Todo el mundo sabía muy bien que Celia era la cirujana más competente del equipo y contaba con la confianza total de Samuel. Ella tenía la libertad de organizar su propio tiempo a su manera. Con base en esa situación, el asistente no creía su negativa.
Ante la acusación, Celia suspiró enojada.
-Pregúntele al doctor Fernández. Fue orden suya.
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