Si ella lo llamaba “primo“, ¿era la prima mencionada por César? Sabía que la familia Morales tenía una hija. Marta la había mencionado en conversaciones, pero Celia nunca la había conocido en persona.
La mirada de César se posó en la mano de Lía, quien tomaba la de Celia. Tosió ligeramente antes de hablar con un tono más serio.
-Lía, deja por favor de molestarla.
Lía se escondió detrás de Celia.
-Mírala eh, ¡me está reprendiendo!
Celia forzó una sonrisa incómoda.
-Pues… Señorita Morales, ¿te dejo el espacio para que lo acompañes?
-¡Él no me necesita! ¿Tú a dónde vas? ¡Yo te acompaño!
-Bueno, yo… quiero ir al baño.
Lía pareció confundida.
-Pero hay uno en la habitación, ¿no?
Al ver que Celia apretaba la boca sin responderle, Lía de pronto entendió su intención.
-¡Ahhh! ¿Te da vergüenza? Pero él es tu esposo, ¿no? ¿Por qué te sientes incómoda?
-Lía. La voz de César tenía ahora un dejo de advertencia.
Lía mostró una expresión triste.
-Vale, vale, ¡ya no digo nada entonces!
Aprovechando la distracción, Celia salió de la habitación. Al salir, vio a los guardaespaldas vigilando al final del pasillo. Sabía que ya no podría irse tan fácilmente, al menos no por ahora. Además, su equipaje y su documento de identidad seguían en su poder.
Se dirigió al baño público, sacó su celular y marcó el número de Ben. Pero, con el dedo suspendido sobre la pantalla, ella vaciló. Aunque ahora ya se había reunido con su familia, aún no tenía una relación cercana con el resto de la familia. ¿En verdad debía pedirles que se enfrentaran a la familia Herrera solo por ella?
Conteniendo un suspiro, le envió un mensaje a Ben diciendo que ya estaba subida en el avión. Después de enviarlo, no le quedó más remedio que llamar a la dirección de la Clínica Central de Rivale, informándole de que tenía un asunto urgente y que no podría regresar a trabajar por unos días.
-Celia, sé que llegaste con la recomendación del señor Juárez y que el señor Antonio Gómez es tu mentor, pero solo has trabajado muy poco tiempo en nuestra clínica. Tomar un permiso tan largo no te favorece en la carrera.
Celia entendió el mensaje detrás de sus palabras. Había sido ingresada en la clínica por conexiones, y tomar una licencia tan larga ofrecería oportunidades a quienes quisieran criticarla.
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Capitulo 370
-Lo sé. Lo lamento mucho. Intentaré regresar a la oficina lo antes posible.
-Ok. Hablaré con el director del hospital para ver su opinión, ¿de acuerdo?
-Mil gracias, señor.
Después de colgar la llamada, ella salió del baño.
-¡Mi querida cuñada!
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Lía de repente surgió de la esquina, haciendo que Celia se sobresaltara. Al verla así, la sonrisa de Lía se desvaneció. Parecía genuinamente arrepentida
-¿Te asusté? Lo siento, no fue mi intención -se disculpó.
-No te preocupes -Celia volvió en sí mientras observaba a la joven bonita con mucha vitalidad. Había asumido que la heredera de los Morales sería arrogante y difícil de tratar, pero no esperaba que fuera tan directa y sincera
-¿Por qué saliste?
-¡A buscarte!
-¿A mí? ¿Por qué?
Lía le tomó del brazo con naturalidad.
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