Capítulo 393
-Así que es el señor Ruiz. -César sonrió levemente-. Qué casualidad, estamos justo al lado.
Jorge también sonrió:
-Sí, es toda una casualidad.
César miró a Celia:
-Pensé que mi esposa había visto a alguien y no quería irse, resulta que era, pues, su distinguida hija.
Los Ruiz miraron entonces en dirección a donde Celia se encontraba. Ella forzó una sonrisa con expresión incómoda, pero reaccionó rápidamente:
-Tenía una cita con Estrella, no sabía que estaría al lado.
La señora Ruiz miró a su hija con un tono mucho más suave:
-Tenías una cita con la señora Herrera, ¿por qué no lo dijiste antes?
-¿Me dejaron decir algo?
-Esta niña… -Jorge estaba a punto de enfadarse, pero al recordar que había extraños presentes, se contuvo y miró a César y Celia-. Disculpen que los hagan presenciar esto, mi hija tiene este mal temperamento.
César asintió:
-¿No los interrumpimos?
La señora Ruiz se apresuró a responder:
-No interrumpen en absoluto. ¿Gustan ustedes pasar a sentarse un momento?
-Agradecemos la amabilidad de la señora Ruiz, pero cuando tengamos tiempo, sin duda lo haremos. -César,
sin esperar a que Celia dijera algo, puso su brazo alrededor de su hombro y la llevó de regreso.
En la puerta, Celia apartó su mano:
-¿Qué pretendes?
-¿Escuchar conversaciones ajenas te parece divertido?
Ella se quedó sin palabras.
-¿Y qué tiene que ver contigo?
No sabía cómo responder:
-Tú crees que no tiene nada que ver, pero mientras sigamos siendo esposos, sí tiene que ver.
Discutir con él era inútil.
Celia volvió la cabeza y simplemente no respondió más.
Capitulo 393
César no dijo nada más y empujó la puerta.
***
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Al día siguiente, Celia acababa de llegar al primer piso inferior del hospital cuando se encontró con Ana, quien bajó del auto y le hizo señas:
-¡Celia!
Ella asintió sonriendo:
-Buenos días. Pensando en algo, preguntó-: ¿Te acostumbraste tanto a vivir en casa de Estrella?
-Sí, por cierto, jel apartamento de Estrella es grandísimo, ocupa dos pisos y es un dúplex! -Ana recordó lo impactada que quedó cuando se mudó-. Ella es prácticamente una millonaria, pero no lo demuestra, tiene dos grandes vitrinas llenas de figuras caras, ¡todas de edición limitada! 1
Celia asintió:
-Definitivamente tiene plata.
-¿Qué están diciendo de mí a mis espaldas?
Estrella apareció de repente detrás de las dos. Ana, al ver su expresión melancólica, pensó que estaba enojada:
-No dijimos nada, Estrella, ¡tan solo estábamos impactadas por lo lujoso de tu casa!
Celia rio suavemente:
-Exacto, quién iba a imaginar que nuestra doctora Ruiz es una mujer con bastante dinero.
-No se burlen de mí.
Estrella estaba distorsionado por la preocupación.
Celia la observó:
-¿Tu familia todavía te está presionando con el matrimonio arreglado?
Ana la miró sorprendida.
Con el ánimo decaído, Estrella asintió:
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