Capítulo 401
+25 BONUS
Sí, ella odiaba a César. Lo odiaba por su despreciable deslealtad. No obstante, detestaba aún más a Celia, porque su existencia había arruinado todos sus planes. Si Celia no existiera, ella se habría convertido en la esposa de César y habría escapado del control de ese demonio frente a ella hacía mucho tiempo.
Sergio meció suavemente la copa en su mano, y al ver el intenso rencor en sus ojos, se rio.
-Ahora demuéstrame tu sinceridad.
Sira se tensó. Al instante, entendió su insinuación y palideció.
***
Por la tarde, Celia entró apresuradamente en el ascensor. Al ver a Nicolás dentro, se detuvo bruscamente por la sorpresa. Al encontrar su mirada, desvió la vista y lo saludó con una sonrisa:
-Pues… Qué coincidencia.
Dicho esto, se paró a un lado. Nicolás observó confundido la nuca de Celia y entrecerró los ojos.
-Hoy pareces un poco rara.
Ella mantenía una sonrisa forzada.
-¿Rara? ¿Por qué?
-Porque ni siquiera me miras.
Celia se detuvo en seco. Tras varios segundos, volvió la cabeza lentamente hacia él.
-¿Y eso… qué tiene de extraño?
¿Él había descubierto que ella oyó su conversación? Celia se sintió de inmediato nerviosa y un poco avergonzada. Nicolás se tocó la mejilla, bajo la mirada y se quedó pensativo.
-¿Tengo algo en la cara?
-Pues… no, nada.
-Entonces, ¿no quieres verme?
Fue una pregunta tan directa que Celia se quedó sin palabras por un momento…
-Ups… -dijo ella con una risita incómoda-. Que observador eres…
En ese momento, el ascensor llegó a la planta baja. Nicolás salió primero, y Celia lo siguió, preocupada por si había sido demasiado distante, y se apresuró a alcanzarlo.
-¡Doctor Gómez!
No era que no quisiera verlo, solo que aún necesitaba tiempo para procesar la información. Justo ahora, no sabía cómo enfrentarse a él. De la nada, Nicolás se detuvo bruscamente y se volvió. Ella no frenó a tiempo y chocó
Capitulo 401
contra su espalda. Instintivamente, él extendió las manos para sostenerla.
-¡¿Qué están haciendo?!
+25 BONUS
Justo en ese preciso y desafortunado momento, César fue testigo de este pequeño accidente.
César se acercó, con cada paso su mirada se ensombrecía, impregnada de hostilidad. Celia retrocedió un poco, distanciándose de Nicolás. En ese instante, César tomó su muñeca, la llevó a su lado y rodeó sus hombros con el
brazo.
Nicolás retiró su mirada y miró a César.
-Señor Herrera, me temo que ha malinterpretado la situación.
-Malentendido o no… Creo que solo usted lo sabe -le refutó César.
Nicolás arrugó el entrecejo, mientras Celia tomaba del brazo de César, persuadiéndolo.
-César, solo fue un accidente.
Al oírla defendiéndolo, la expresión de César se oscureció aún más y su tono se volvió implacable.
-Si fue un accidente o no, lo determinaré yo.
Antes de que Celia pudiera decir algo más, él se la llevó. Nicolás se quedó en su lugar, mientras su mirada se endurecía.
 Verify captcha to read the content
Verify captcha to read the content
Comments
The readers' comments on the novel: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró