-¡Lo vi con mis propios ojos! -Luna se sostuvo la cabeza con una mano. Ya estaba insatisfecha con el matrimonio arreglado, y ahora sentía aún más ganas de retractarse-. Si él tiene algo con esa mujer, ¡será horrible! Incluso si nos casamos en el futuro y es solo un marido nominal, ¡me dará mucho asco!
Celia pareció sumida en sus pensamientos. Al ver su expresión, Luna le preguntó:
-¿Qué ocurre?
Celia volvió en sí.
-Ah, nada. Dijiste que tu pretendiente se llama Sergio. ¿Él se apellida Quiroga?
-Sí. Solo sabía que lo llamaban como un tal “señor Cyron” y que vivía en el extranjero. Pero hoy, él mismo me dijo que se llama Sergio Quiroga.
Celia quedó pensativa. Fue entonces cuando Luna recordó algo.
-¡Ah! ¡Ya recuerdo! ¡El ex presidente del Banco Rivale se apellidaba Quiroga! Mi papá lo mencionó alguna vez. Se llama Mario Quiroga. Entonces, ¿Sergio es su hijo?
Mario Quiroga… Presidente de banco…
A Celia se le ocurrió algo y apretó inconscientemente las manos. Un fragmento de memoria emergió vagamente
en su mente…
El día del secuestro, ella recuperó la conciencia dentro de una furgoneta. Además de ella, había otros cinco niños que no conocía. Aterrorizada, no se atrevió a hacer ningún ruido. Solo alcanzó a ver a dos secuestradores hablando con un hombre con impermeable afuera del vehículo.
-¡Mario Quiroga! Nuestro objetivo es secuestrar a los hijos de esas familias adineradas. ¿¡Por qué trajiste también a esa niña!?
-¡Exacto! ¡No nos arriesgamos a hacer esto para acabar en la cárcel! ¡Una persona más es un problema más!
El hombre con impermeable fumaba, con su cara oculta bajo la capucha.
-Ella nos vio llevándonos a los niños. Si la dejábamos ahí, le diría todo a la policía.
Los secuestradores dijeron algo que ella no pudo oír claramente. El hombre con impermeable arrojó la colilla al suelo.
-Secuestrar a cinco o a uno más da lo mismo. Escuchen, si no conseguimos los sesenta mil, no podremos tapar el desfalco del banco. No solo yo tendré que asumir la responsabilidad, ¡ustedes también serán responsables!
Al oír esto, los secuestradores se alteraron..
-¡Maldita sea! Esos ricos son los verdaderos responsables, ¿por qué nosotros, los empleados, tenemos que pagar las consecuencias? ¡Odio a esos ricos! Esta vez, ¡haré que lo paguen! ¡Ya no tengo nada que perder!
El hombre con impermeable, al oír el ruido dentro de la furgoneta, se volvió repentinamente.
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Capitulo 406
Los pensamientos de Celia se detuvieron ahí. Al recuperar la conciencia, ya estaba un poco pálida.
Luna lo notó.
-¿Estás bien? Te ves pálida -preguntó preocupada.
Celia negó con la cabeza.
-Estoy bien…
+25 BONUS
En ese momento, recibió una llamada de Antonio. Dijo que el grupo Nolan había anunciado repentinamente los resultados de la investigación del medicamento de nanoterapia.
Celia se sorprendió, luego recordó algo y respondió con calma:
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