Capítulo 423
En ese momento, César se detuvo de pronto y también volvió a mirarla. Al verla quieta en su lugar, le preguntó con suavidad:
-¿Qué sucedió?
Celia retiró la mirada.
-Nada. Es que no siento frío.
Ella le respondió y salió por la puerta sin esperar su respuesta. César la observó desaparecer poco a poco. Al fin, relajó la mano que había estado apretando con fuerza. De hecho, de vez en cuando se cuestionaba a sí mismo: ¿ sería capaz de dejarla ir o, incluso, de cederla a otro?
***
Se quedaron en un restaurante al aire libre. Era un negocio de cocina privada que solo atendía a clientes habituales. Dylan, que tenía un amplio círculo de conocidos, resultaba ser viejo amigo de la dueña del lugar, así que lo había elegido para la reunión.
Apenas Celia entró en el patio, todas las miradas de la mesa se posaron en ella, lo que la sobresaltó.
Aparte de Dylan, solo conocía a tres personas. Las otras cuatro parecían ser de otros departamentos. Era la primera vez que las veía, y en ese momento se sintió un poco nerviosa.
Dylan se levantó de inmediato para recibirla.
-¡Celia! Justo te estábamos esperando. ¡Pasa, pasa!
-Ok–dijo ella y tomó asiento.
Un doctor del laboratorio clínico miró a Dylan.
-¿En serio es cirujana?
Dylan fingió enojo.
-¿Qué pretendes decir? ¿Crees que en nuestro departamento no hay mujeres guapas?
El otro replicó de manera bromista:
-Qué aburrido… ¡Todas las guapas trabajan en el departamento de cirugía! ¡Mejor que vengan a nuestro laboratorio!
-¡Si claro! Si las guapas van a trabajar en el laboratorio, en poco tiempo se quedarán calvas.
Los demás se rieron. Parecían todos viejos conocidos, y el ambiente era muy relajado.
-Aquí tienen sus brochetas a la parrilla.
La dueña llevó las brochetas a la mesa, cuya voz resultaba muy familiar para Celia. Ella volvió la vista para mirarla, y la otra también la reconoció.
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Capitulo 423
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-¿¡Pero eres tú!?
Celia se sorprendió.
-¿Doctora Mora?
Dylan las miró a las dos.
–Miranda, ¿la conoces?
Miranda se enderezó y sonrió.
-Tuve el placer de conocerla. ¿Son colegas?
-Vaya coincidencia -exclamó Dylan, y luego le presentó a Celia-: Miranda Mora. Antes trabajaba en el departamento de psicología de nuestra clínica, luego dejó el trabajo para emprender su propia carrera. Es también dueña de este restaurante. Ah, ¡y es compañera de clase de Nicolás!
-Qué bien. -Sonrió Celia.
-Tú y Nicolás son inseparables, ¿no? -bromeó Miranda con Dylan-. ¿Han salido a cenar sin invitarlo?
Dylan miró a Celia y respondió con total seguridad:
-Él no necesita mi invitación. Ya vendrá por su cuenta.
Y, efectivamente, Nicolás llegó poco después. Llevaba puesta una camisa azul, que era del mismo color que la blusa de Celia. Contrastando con el negro y blanco que vestían los demás, sus atuendos de colores similares resultaban muy llamativos.
Dylan tomó un sorbo de su copa y, rodeando a su amigo de al lado, bromeó con una sonrisa maliciosa:
-Vaya, vaya, ¿acaso han quedado para usar el mismo color?
Ante sus palabras, todos observaron a Celia y a Nicolás. Ella quedó sin palabras. ¡Había sido pura coincidencia!
La mirada de Nicolás pasó por encima de Celia. Cuando la persona sentada al lado de ella le preguntó a él si quería que le cediera el sitio, Nicolás rechazó la oferta con una sonrisa.
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