-Nicolás, ¿crees que aún puedo salvar mi relación con ella?
Nicolás, con las piernas cruzadas, estaba reclinado en el sofá leyendo un libro antiguo de medicina. Cuando escuchó la pregunta retórica del hombre frente a él, alzó la mirada.
-No lo sé. ¿Estás seguro de que yo pueda darte una respuesta?
Alfredo sonrió con amargura.
-Tienes razón. Nunca te han interesado estos temas.
Había conocido a Nicolás desde hacía años. Sabía que no le interesaban los romances; solo tenía ojos para los libros de medicina. Obviamente, no obtendría ningún consejo de valor de él en cuanto a Celia.
-Recuerdo que nunca te angustiabas por una mujer —dijo Nicolás, volviendo su mirada al libro.
-Antes no, pero… -suspiró Alfredo–le fallé.
Nicolás lo miró seriamente, sorprendido por su tono inusualmente serio.
-Es raro que sientas remordimientos por una mujer. Ahora siento curiosidad por saber quién es.
-Se llama Celia Sánchez.
Nicolás se sorprendió, pero recuperó la compostura de inmediato, reflexionando en silencio. Afuera de la puerta, Celia se mantuvo sin tocar. Era cierto que Alfredo la había engañado, pero también era cierto que las había ayudado a ella y a su madre en sus momentos difíciles. Entre ella y Alfredo ya estaban en paz y la deuda estaba saldada. ¿Por qué él sentía ahora remordimiento?
Justo cuando Celia regresó a su oficina, Alfredo salió de la de Nicolás, quien lo acompañó hasta la puerta.
-Me voy. Si tienes noticias de ella…
-Te avisaré–prometió Nicolás apoyado en el marco de la puerta.
Alfredo no dijo nada más y se fue. Nicolás observó cómo se alejaba por un momento, luego dirigió la mirada hacia la oficina de al lado…
***
Tres días después, César y su equipo de negocios abordaron un avión privado para viajar a la Ciudad de Rivale. En el trayecto, él, apoyando la cabeza en la mano, revisaba el proyecto de IA médica lanzado por la empresa Nebula Tecnología de Rivale. Nicole, tras recibir un mensaje, se volvió hacia
él.
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Capítulo 232
+25 BONUS
-Jefe, Alfredo también está en Rivale.
César alzó la mirada, con expresión sombría.
-¿Fue a buscar a Celia?
– No. Según la información, fue a ver a ese miembro de la familia Gómez.
César quedó pensativo. Las familias Rojas y Gómez siempre habían tenido una buena relación. Su visita a Nicolás no era nada sospechosa.
Alfredo ya era suficiente problema, y ahora Ben también se había entrometido, ayudando a Celia a transferir a Carlos de Lago Sereno. La gente de Ben había engañado a los demás dándoles información falsa, ni siquiera la clínica de los Herrera sabía el paradero de Carlos.
César acarició su alianza de matrimonio, que brillaba tenuemente. Sin saber por qué, pero ahora él ansiaba ver qué expresión tendría ella en su rostro, incluso si era el odio.
***
Mientras tanto, en el área común de descanso, Celia se preparaba una taza de café instantáneo. Estrella entró en ese momento y, al verla, se tensó ligeramente, sin saber si avanzar o retroceder.
Celia se volvió y la saludó.
-Doctora Ruiz.
Estrella asintió ligeramente con la cabeza y, armándose de valor, se acercó a servirse un vaso de agua.
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