pítulo 242
[Capítulo 242
¿Llevarla segura a casa? Celia soltó una sonrisa irónica, cargada de desprecio.
–
Él solo quiere saber dónde vivo.
+25 BONUS
Nicole mantuvo una sonrisa educada
pero
evasiva.
-Bien, ya que tanto le interesa, lléveme al Jardín Rosal.
Nicole la observó con recelo, sintiendo que esta había accedido con demasiada facilidad… Algo olía a trampa… Cuando llegaron al complejo residencial, obligada por las órdenes de César, ella acompañó a Celia hasta su piso, sin oponer resistencia.
Durante el trayecto, Celia había obtenido el perfil de Nicolás a través de Dylan. Minutos después de enviar la solicitud de Instagram, él la aceptó.
Nicolás: “¿Qué pasa?”
Celia: “Dame la contraseña de tu casa, por fa“.
Nicolás: “¿Para qué?”
Celia: “Hazme un favor. Te invito a comer otro día“.
Poco después, él le envió la contraseña. Al salir del ascensor, ella se dirigió al apartamento. Deslizó la tapa de la cerradura digital e ingresó la contraseña y esta se desbloqueó. Nicolás se quitó el delantal con calma y avanzó hacia la entrada. Al cruzar miradas con Celia, su vista se posó en la mujer que la acompañaba. En ese instante, todo cobró sentido. Dobló el delantal y la colgó en su brazo.
-¿Por qué regresas tan tarde? -preguntó, con voz serena.
El tono, ambiguo, sugería una intimidad que en realidad no existía. Nicole sintió que el mundo se le venía encima… Mejor dicho, intuyó que el mundo de César estaba a punto de colapsar. Celia se volvió hacia ella y la invitó con fingida cordialidad.
-Nicole, ¿te quedarás a cenar?
-Pues… no, gracias.
Cuando Celia traspasaba el umbral, Nicole habló:
-Señora, aún no se ha divorciado.
Él le dirigió una mirada.
-¿Soy el tercero en discordia?
COMP
+25 BONUS
Celia tragó saliva. ¿Este se había tomado tan en serio su papel…?
Si el pudo permitirse la infidelidad, ¿por qué yo no?
-Pero el mumca… -Nicole intentó defender a César.
Aunque fuera solo emocional! Preferiría proteger a su amante antes que, a su esposa legítima, ¿ qué clase de hombre hace eso?-Celia le refutó sin miramientos.
Nicole no supo que replicar. Después de todo, eran hechos incontestables. Después de que Nicole se fue, ella salió del apartamento,
–
Gracias por tu ayuda. —Le expresó su gratitud.
El asintió con un leve gesto.
-Recuerda, ahora me debes una cena.
Celia respondió con una sonrisa antes de regresar a su hogar.
De vuelta a la oficina, Nicole libraba una batalla interior. César percibió su duda a través del cristal del ventanal.
—¿Qué ocurrió? -preguntó, algo confundido.
-Ah, nada. La señora… ya está en casa -tartamudeó.
—¿Y? —Su tono indicaba que ya lo sabía todo.
Ella bajó la mirada.
-Parece que ella… vive con un hombre…
Ella había usado todo su valor para pronunciar estas palabras, pero no recibió ninguna respuesta durante un tiempo, que pareció eterno. Un ambiente intenso se apoderó por completo del despacho. Él estaba en un rincón, donde la luz no alcanzaba a iluminar su cara. Después de un largo silencio, posó la mirada en Nicole.
-¿Quién es ese hombre? -preguntó.
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