Capítulo 301
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Capítulo 301
Celia se quedó en blanco por un instante, pero la voz sonó de nuevo por encima de su cabeza.
-Hazlo como siempre lo has hecho. Debes demostrar que puedes lograrlo.
Ella apretó los labios y, con rapidez y calma, usó la fresa para abrir el cráneo, luego cortó capa por capa del tejido cerebral con el bisturí, limpiando el hematoma.
Nicolás, ante la escena sangrienta, se sintió mareado y aturdido. Ya estaba pálido, pero se mantuvo firme al lado de Celia.
-Doctor Gómez, ¿necesita descansar un momento? ¿Que alguien más lo releve? —preguntó una enfermera en voz baja.
Él, sin inmutarse, le pasó el instrumento a Celia.
-Estoy bien.
Celia se concentró por completo en mantener sus manos estables, sin atreverse a distraerse ni un instante.
Mientras tanto, fuera del quirófano, Maira lloraba desconsolada en el pasillo. Estrella y otra enfermera
intentaban consolarla.
-¿¡Por qué!? Por qué… Mi esposo estaba bien, ¿por qué de repente sufrió una hemorragia cerebral? ¡Ni siquiera empezamos nuestra vida mejorada! ¿Qué haré si le pasa algo?
Lloraba a lágrima viva. Estrella le ofreció unas servilletas mientras la consolaba:
-Señora, no se preocupe. Su esposo estará bien.
-¡Pero le están abriendo la cabeza!
-Nuestros doctores son profesionales. Debe confiar en ellos.
Maira siguió sollozando, sin decir más.
Cuatro horas después, Celia suturó la herida. Al ver que los signos vitales del paciente estaban estables, todos finalmente se relajaron aliviados.
Lo más increíble fue que Nicolás. Con su misofobia severa y su aversión a la sangre, había aguantado cuatro horas completas. Celia lo miró sonriendo, a punto de decir algo, cuando de repente Nicolás se desplomó hacia ella y ella lo sostuvo rápidamente,
-¡Doctor Gómez! -exclamó.
-¡Doctor Gómez!-se asustaron también los demás.
***
Dylan permaneció junto a la cama de Nicolás cuidándolo. Adela y su esposo, Teo Gómez, aparecieron apresuradamente fuera de la habitación. Al entrar, Dylan se levantó saludándolos:
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Capítulo 301
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-Teo, Adela…
-¿Por qué se desmayó Nicolás? -preguntó Adela, muy preocupada.
-Es que… Asistió en una cirugía. Aguantó el olor a sangre todo el tiempo -explicó Dylan.
-¿Estuvo loco? -Adela estaba atónita-. ¡Sabe perfectamente que la sangre le provoca ataques de pánico! Todos estos años lo ha evitado con mucho cuidado. ¿Cómo pudo asistir en una cirugía?
Dylan se rascó la cabeza y les explicó lo sucedido. Al mencionar a Celia, Adela se quedó sorprendida durante un largo rato, murmurando para sí misma:
Resulta que fue por ella…
-¿Quién es Celia Sánchez? -preguntó Teo, mirándola, confundido.
Antes de que ella pudiera responder, Dylan sonrió y le explicó:
-Es la nueva cirujana principal. Ah, ¡y es la única discípula del abuelo Antonio!
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The readers' comments on the novel: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró