Capítulo 326
Ella salió corriendo de la habitación y se dirigió al final del pasillo. Nicolás la llamó desde atrás, pero ella no lo escuchó. Confundido por el estado de Celia, él miró hacia la habitación de Iván y lo vio con la cara enterrada en sus manos, sumido en aflicción.
Cuando él llegó a las escaleras, Celia se sentó en los escalones, llorando en voz baja. Dudó, pero al final se acercó a ella. Al escuchar los pasos, se secó las lágrimas y se levantó, como si nada hubiera pasado. Cuando ella vio que era Nicolás, se sorprendió.
-Doctor Gómez… Su voz se escuchó ronca.
-¿Estás llorando? -preguntó él.
Celia se secó las lágrimas de nuevo con la mano, negándolo.
-No.
Él le apartó la mano, mirándola fijamente a los ojos.
-Y aún lo niegas. Lo escuché todo.
Ella bajó la cabeza sin responder. Nicolás se inclinó hacia ella.
-Dime qué ocurrió, ¿de acuerdo?
Ella apretó los labios. Tras un momento de silencio, le preguntó:
-Si tus padres biológicos reconocen a otro hombre como su hijo, sin saber que eres su verdadero hijo, ¿qué harás?
-Si fuera yo, les diría.
-¿Y si no me creen?
-Haría las pruebas de ADN. Si no creen en mis palabras, al menos creerán en la evidencia.
Celia parpadeó, sin decir más. Él recordó algo y entrecerró los ojos.
-¿Estás hablando de lo de la familia Rojas? Ellos acaban de recuperar a su hija… ¿Esa joven no es su hija biológica? ¿Y estás tan afligida porque estás relacionada con los Rojas? O… ¿porque tú debes serla?
-No lo sé. -Se tocó la muñeca desnuda-. Ni siquiera estoy segura de quién soy realmente.
Nicolás soltó una risa.
-Celia, la tú de antes no era así. En lugar de esconderte aquí llorando, es mejor que tomes la iniciativa.
“La tú de antes no era así”. Alfredo también le había dicho eso… Ella se sintió sorprendida.
-Entonces, ¿cómo era yo… antes?
-Al menos no eras como ahora, siempre con una actitud pesimista e indecisa.
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Ella lo miró fijamente durante un largo rato.
-¿Tú me conocías antes…?
Él hizo una pausa antes de apartar la mirada.
-No. Pero había oído hablar de ti. Tu nombre y tus logros siempre llegaban a mis oídos
Celia permaneció aturdida por un largo tiempo. ¿Ese matrimonio desastroso de seis años la había hecho perderse a sí misma?
Capitulo 326
Después de la confrontación con César, Celia no volvió a verlo en varios días. Durante el desayuno, Ana le preguntó, con curiosidad:
-Antes el señor Herrera siempre aparecía. ¿Por qué estos días no se le ve?
-Es el heredero. Tiene su orgullo. Al ver que no cedo ni con halagos, ni con presión, no pierde más el tiempo conmigo-respondió, sin inmutarse.
Mirándola, Ana tragó sus palabras. Después del desayuno, cuando Celia salía, recibió una llamada de Ben. Durante los días en que sospechó que podía ser su hermana, ella había estado pensando en cómo abordarle el tema. Ella contestó y él le preguntó cuándo tendría tiempo libre.
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