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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró novel Chapter 420

Capítulo 420

El tímpano de uno de los oídos de Sira se había roto debido a los golpes. Ella había rechazado la cirugía para esperar una oportunidad para escapar. Siempre había creído que las responsables de su lamentable estado eran aquellas tres malditas mujeres. No obstante, el causante de todo lo sucedido era el hombre que la había protegido y consentido en el pasado

Aunque sabía que César la odiaba, se negaba a aceptar que él pudiera ser tan despiadado. Después de todo, la había perdonado en el pasadoE incluso llegó a pensar que aún sentía una pizca de compasión por ella.

Qué gracioso¡Los hombres son siempre tan ridículos! Cuando deciden dejar de amar a una persona, jla abandonan de inmediato!

Las lágrimas brotaron de sus ojos, mientras un intenso odio se encendía en su pecho. Impulsada por este, agarró un objeto de la mesa y lo lanzó contra él. César alzó el brazo para bloquearlo, recibiendo el impacto en su antebrazo.

Celia iba a acercarse, pero los enfermeras y médicos se le adelantaron. Sujetaron a Sira contra la cama a la fuerza, mientras esta se reía con locura de manera aterradora. 1

—¡César Herrera! ¿Crees que alguna vez te amé? ¡Nunca te he amado! De no ser por tu apellido, ¡jamás te habría elegido! ¡Ja, ja, ja! Celia ya guarda resentimiento hacia ti, y encima tienes cáncer. ¡Es un castigo! ¡Incluso Dios quiere castigarte!

Parecía haber caído en un estado de frenesí, y sus gritos desgarradores llenaban toda la sala de la UCI. El médico le administró un sedante y, poco a poco, ella se calmó, aunque su llanto aún resonaba en el espacio.

Las enfermeras ocupadas bloquearon la escena ante los ojos de Celia. Ella permaneció inmóvil en su sitio, con la mirada fija en la espalda de César. Su alta estatura parecía tan fuera de lugar

óy,

En ese momento, César se volvió y, al encontrar su mirada, se detuvo en seco. Celia retiró la mirada de la escena y abandonó la UCI. Tras cambiarse y salir del vestuario, vio que él la esperaba en la puerta.

-¿Lo oíste todo? -preguntó él con voz grave y ronca.

Ella lo miró.

-Sí, lo todo.

Él guardó silencio.

-Pero, ¿qué sentido tiene lo que hiciste? ¿Para desquitarte por Carlos? Ya es demasiado tarde, ¿no crees?

El tono de Celia era sereno. Para ella, el pasado, pasado está. Si un vidrio está agrietado, aunque se pegue, las grietas no desaparecerán.

César asintió levemente.

-Para ti no tiene sentido, pero para lo tiene, y con eso me basta.

Celia apretó los labios, sin decir nada más.

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La cirugía de Síra fue programada para el día siguiente. Durante su hospitalización, aparte de las visitas por separado de César y Celia, nadie más había aparecido.

Las palabras de César parecían haberle dado un gran impacto. Desde la mañana, yacía enfermiza y desanimada en la cama. Celia la observaba desde fuera de la ventana. Daba lástima, pero también era detestable. Desde que ella eligió ese camino, ya no había vuelta atrás.

Ana se acercó a Celia y siguió su mirada hacia la habitación.

-Celia, ¿crees que ella leerá ese informe de parentesco?

Celia retiró la vista.

-Incluso si no lo lee, ya sabe cuál es la respuesta.

Ana asintió, y luego añadió con preocupación:

-Pero si Carlos descubre que su hermana biológica es ella, no va a aceptarlo

Celia guardó silencio. Era cierto. Ella tampoco sabía cómo abordar el tema con Carlos. Quizás él podría vivir sin saberlo.

***

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