2/2
Capítulo 305
Capítulo 305
+25 BONUS
Celia parpadeó, confundida. Percibió con claridad el gran descontento que Teo sentía hacia ella. Justo cuando estaba a punto de decir algo, César abrió la puerta y entró, interviniendo con voz grave.
-Sí, ella es mi esposa. Señor Gómez, por favor, eduque bien a su hijo y haga que se aleje de la esposa ajena.
Al verlo, Teo no pudo evitar recordar a Víctor, y su expresión se ensombreció todavía más.
-Conozco bien a mi hijo. Creo que tú necesitas vigilar más a tu propia esposa.
-Papá, por favor, no sigas.
-¿Y qué si lo hago?
-Teo, creo que no es para tanto, ¿cierto? -Adela intentó tranquilizarlo.
Teo apretó los puños y las venas en los dorsos de sus manos sobresalieron.
-¿No es para tanto? ¿Crees que soy demasiado duro con los Herrera? —gritó.
-¡Ya basta! -Adela también estaba furiosa y salió cerrando la puerta con un portazo.
El intenso silencio se apoderó nuevamente de la habitación. Celia tomó aire profundamente y decidió no quedarse allí por más tiempo.
-Les dejo el espacio —dijo incómoda y salió sin más. 1
César les dirigió al padre e hijo una mirada y también se fue con calma. Celia estaba esperando el ascensor y él se detuvo detrás de ella.
-Hay conflictos entre Teo y mi padre. No tomes sus palabras a pecho.
Ella respondió sin volverse:
-No las tomo a pecho.
Si tuviera que internalizar cada palabra hiriente, habría muerto de los sufrimientos. Al entrar al ascensor, él le preguntó:
-¿Te importa tanto él?
Ella no esperó esta pregunta. Sin pensarlo dos veces, le respondió con naturalidad:
-¿No puedo preocuparme por un amigo?
Dicho esto, giró la cabeza para mirarlo.
-Y tú, señor Herrera, no te metas en lo que no te importa.
Al llegar al piso, ella salió del ascensor. César la siguió de un paso, tomó su brazo y la giró para que lo mirara.
-Tú lo ves como un amigo, pero ¿es eso lo que él piensa?
1/3
Capítulo 305
-¿Qué quieres decir con eso? -Celia no entendió su pregunta.
+25 BONUS
-Celia, soy hombre y entiendo mejor que tú a los hombres -él se inclinó ligeramente hacia ella-. Entre hombres y mujeres, no existe una amistad pura. 1
Celia apretó los labios y liberó su brazo de su agarre.
-Cierto, en el pasado, después de terminar con Sira, también me decías que ella era solo tu amiga, ¿no es así? Al menos Nicolás y yo no hemos llegado a ese punto como ella y tú.
Estas palabras le causaron a César un agudo dolor de corazón y su cara se nubló.
-¿Tienes que mencionar el pasado?
-Acaso si no lo menciono, ¿ya no existe? -Celia sonrió irónicamente-. Te molesta que me acerque a Nicolás, ¿ cierto? Cuando tú y Sira coqueteaban en el hospital, ¡tampoco consideraste mis sentimientos!
Él permaneció erguido, con sus ojos tan oscuros como un abismo profundo.
-Ni siquiera has experimentado una milésima parte de lo que yo viví, ¿y ya no lo soportas?
Los labios delgados de César se movieron levemente.
-Entonces, ¿es un castigo para mí?
Ella guardó silencio. Se dio la vuelta para a irse, pero él le bloqueó el camino con el brazo, acercándose.
-Dime. ¿Lo es?
Celia lo apartó.
-¿Por qué debo castigarte? No soy tan ociosa.
Dicho esto, se alejó con paso rápido. Él observó su figura y sonrió en silencio. Para ser honesto, él preferiría que fuera un castigo.
***
Después de transferir cien mil dólares a Sira, Celiana regresó a casa con la tarjeta ya al anochecer.
 Verify captcha to read the content
Verify captcha to read the content
Comments
The readers' comments on the novel: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró